martes, 14 de julio de 2015

Regocijarse del mal ajeno



Viene, mira y se va


¿Por qué sigues viniendo navegante
si aquí solo encontrarás más penas?
¿Por qué quieres leer ansias ajenas
y desconsuelo inmenso y delirante?
Si mi congoja es dura y agobiante
¿Por qué vuelves y miras en mis venas,
en mis versos, la prisión de mis condenas,
y en palabras de herida lacerante?
Yo comprendo que navegues atrevido
que te marches al mundo de alegría
y en segundos me relejes al olvido.
Mas no entiendo que pases tu mirada
por esta mi progresiva agonía
y te marches después sin decir nada



Del libro "La espada que apuñala corazones"