II
Tus brazos rodeando mi cintura,
tus labios resbalando por mi frente,
tu pecho palpitándome en la mente
y atrapada me quedo en tu figura.
Me sigues abrazando y mi cordura
se remonta a un espacio diferente:
confundida no veo la vertiente
donde empieza a regirme la locura.
En tu cuerpo la música me riza
y dulce expresa como estoy amando
al hombre que con giros me hipnotiza.
Contigo amor, quiero seguir bailando
hasta que la piel arda sin ceniza
y nuestras bocas queden suspirando.
- Del libro "Y después vendrá el alba" de Consol Agulló-
Tras la noche, quizás solamente quede desear el día dejado. Gracias por tu visita, Siberia, por tus palabras y por tu halagadora confesión. Creo que hago simplemente lo que me gusta: escribir sobre lo que siento y, a veces, también fabular.
ResponderEliminarAunque mis sonetos (si así se pueden llamar a estos intentos míos...) no son tan logrados.
Un abrazo, d.
Ah, y en mi "casa oficial" tienes un pequeño regalo, aprovechando las cosas...
Eliminard.
Gracias por tus preciosas palabras.
ResponderEliminarBonita forma de culminar una relación apasionada.
ResponderEliminarBesos.
Besos para ti también
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