Mis dulces noches
Mis dulces noches eran celestiales.
Llenas
de azúcar y almíbar sin mesura.
Cuánto
amor, cuánto duende y hermosura
navegando
en mis días virginales.
Un
ocaso de insidias desleales
sorprendióme
canalla noche oscura.
Violó
mi candor con saña dura,
clavó
en mi alma sus pérfidos puñales.
Dolióme
tanto que llamé a la muerte.
Yo,
sin saber de mal ni de venganza,
que
nunca disfruté de peor suerte
piedad
rogaba por si era compasiva,
mas
deshizo mi amor y mi esperanza
la
larga noche amarga y corrosiva.
- Del libro "Y después vendrá el alba" de Consol Agulló-
Tan grande fue el amor como enorme fue el dolor postrero.
ResponderEliminarDesde lo profundo del valle se ve la cumbre, pero desde la elevada cumbre, rodeada de nubes, era imposible divisar el valle sombrío.
besos
Sí.Así es raindrop. No podía ver el valle sombrío. Ni siquiera sabía que existía.
ResponderEliminarBesos para ti también
Los abismos del desamor pueden llevar a simas insodables, más vale andar asegurado con arnés u otro elemento de sujeción a la vida.
ResponderEliminarBesos desde mi valle normalizado.
Ahora ya sé que hay que ir bien amarrado, pero ahora ya es tarde.
ResponderEliminarBesos para ti en ese valle donde me gusta tanto ir olvidarme de mi abismo.
Me halagas, mucho, demasiado. Soy un simple amalgamador de palabras, que intentan rimar. Nada de contar ya, se acabaron esos cómputos que tanto limitaban. Dejé la rima también, que he retomado. Lo que me cuesta abandonar son las esdrújulas... como brújulas que me buscan y me pierden el norte...
ResponderEliminarSigues halagándome, y lo agradezco, porque no creo merecerlo.
d.
Y las noches dulces también se añoran. Escribe, no te ciñas a nada ni a nadie. Habrá pájaros que vuelen, y otros que se posen ante ti, ya lo verás...
Eliminard.
PS: hay blogs tuyos a los que no puedo acceder... y me dejas intrigado.
Cierro lo que no quiero recordar. Quise eliminarlo, pero no pude. Porque fue algo mío. Sólo lo cerré con candado. Lo escondí. Y no entiendo como los has podido encontrar.
ResponderEliminarMi querido deomises, no te halago. Sólo escribo lo que siento cuando te leo.
Mucha gente escribe, a mucha gente leo. Pero sólo unos cuantos hacen que mi alma sienta algo.